CERDANYOLA Y RIPOLLET A PRINCIPIOS DE SIGLO
Por Andrés y José Manuel Salillas ©
(Publicado en la Revista Sardanyola a
partir de junio de 1965)
Antigua estación
Año 1909.
NUEVO TEMPLO
La fe ardiente de un pueblo, la caridad de unos honrados ciudadanos y el celo de los
que por su cargo saber y posici6n, tienen el deber de dirigir a sus compatricios, dio un
día de gloria a la villa de Sardanyola y señaló en su historia secular una pagina de
perpetuo recuerdo.
Cuando San Martín de Sardanyola era solo una población rural, con sus caseríos dispersos
de acá y de allá vasta vale para sus necesidades del culto la gótica iglesia situada en
el extremo oeste, junto al camino que conduce a Sant Cugat del Vallés.
Pero el vetusto templo exigía reparación, pues no andaban muy fuertes sus paredes y por
otra parte la población obedeciendo a una natural ley de expansión hacia el lado de las
vías de comunicación más perfectas, buscaba ensanche por la parte opuesta a la iglesia.
Gracias a la cooperación de las acaudaladas familias de Barcelona que pasaban junto a
nosotros la época de verano se pudo realizar la gran idea de levantar un nuevo templo en
el centro de la nueva poblaci6n. Sardanyola por sí sola no hubiera podido realizar tan
importante obra por ello las que se llamaron por aquel entonces ya, colonias veraniegas,
cumpliendo con el deber y obligaci6n de contribuir a la prosperidad de los pueblos que les
dan franca y amistosa acogida, encontraron un buen caudillo en el ilustre patricio el
Excmo Sr. Dr. D. José María Planas y Casals, sabio maestro de la Universidad de
Barcelona, y juntos todos levantaron el nuevo templo.
De un diario de aquella época extraemos las siguientes palabras:
El templo es hermoso y muchas ciudades lo querrían para sí. De sólida construcción,
con un ancho crucero y capaces paces naves, con grandes ventanales donde entra la luz a
manos llenas, tiene el sabor de las modernas construcciones de es tilo bizantino, no muy
determinado y con el buen gusto de no seguir las extravagancias que privan en algunas
construcciones modernas. En 1906 se colocó la primera piedra de la nueva iglesia; hace
bastante tiempo que estaba cubierta la bóveda y se celebraba allí la Santa Misa, pero
faltaba la construcción del altar mayor y de los altares del crucero, y hoy con toda pompa
se han inaugurado unos y otros. La fecha en que estaba redactada esta crónica era 30 de
septiembre de 1909.
El prócer valenciano don Vicente Trénor, marqués de Sardanyola, quiso dejar perpetuo
recuerdo a la ciudad titular de su marquesado, famoso en los hechos de la historia
catalana por su castillo de San Marsal, que se remonta al siglo XI, con la generosa
dádiva del Altar Mayor.
Dirigió las obras don Claudio Durán y se encargaron de los trabajos de carpintería,
dorado y cerrajería don José García, don Casimiro Llovet y don Ramón y don Andrés Buil
respectivamente; de los de albañilería don José Boilar de la escultura tallista don
Francisco Rifa, y de los proyectos de altares, mosaicos, etc., don José Mestres.
Don Luis Bru, patentizó su primorosa labor con dos soberbios retablos de 20 metros de
superficie, representativos de episodios de la vida de San Martín y el escultor don Rafael
Atché añadió nuevos timbres de gloria a su fama de artista cincelando las hermosísimas
imágenes de San Martín, San Vicente Ferrer, San Isidro y Nuestra Señora del Carmen. El
altar lateral de la izquierda, dedicado al Sagrado Corazón tuvo como costeadores a la
familia Planas y Casals. Asistieron a los actos religiosos el párroco de Sardanyola, Rvdo.
don Ángel Garriga, el antiguo párroco del pueblo, Rvdo. Dr. Canut (al cual se
debían las
primeras piedras de la obra), el Ayuntamiento en pleno presidido por su alcalde accidental
don Domingo Fatjó, el Ilmo. señor Obispo de Gerona, Dr. Pol, que bendijo el templo, toda
la población y los veraneantes que llenaban el templo en los divinos oficios cantados por
una nutrida orquesta y masa coral dirigida por el Rvdo. Rodamilans, y en los cuales
pronunció un elocuentísimo sermón el Rvdo. Dr. Mas, de Mataró.
FALLECIMIENTO
Por la larga extensión que ha ocupado el párrafo anterior solamente voy a relatar una
lamentable noticia, pues su importancia lo requiere, ocurrida en los primeros días de
octubre.
En esta Comarca causó penosísima impresión la muerte del conocido propietario e
inteligente agricultor don Domingo Fatjó , y un obrero que trabajaba realizando las
operaciones de la vinificación. Los dos cayeron en un lagar de la hacendad del
señor
Fatjó, queriendo dicho obrero salvar al señor Fatjó del peligro mientras- tras el mosto
estaba en verdadero estado de fermentación.
Ambos perecieron al mismo tiempo sin que pudieran recibir el menor auxilio. Fue mucha la
consternación que produjo aquella doble desgracia entre todo el vecindario en general,
pues el señor Fatjó era muy apreciado de todas las clases sociales por sus excelentes
cualidades personales.
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